¿Qué es el teatro para Eugenio María de Hostos?
Eugenio María de Hostos es uno de los fundadores del teatro antillano y latinoamericano del siglo 19. Como recordarán, Hostos nació en Mayagüez, Puerto Rico, un 11 de enero de 1839. Te invitamos a ver su autógrafo (https://autografo.tv/eugenio-maria-de-hostos/)
Nuestro ilustre es conocido por su sociología, sus cuentos, sus novelas, ensayos, por la creación de una escuela liberadora que llamó la Escuela Normal, fue filósofo, historiador, poeta, dramaturgo y ninguna disciplina le fue ajena, si tenía que ver con la libertad de su país y el Caribe. Gozó de ser muy preciso al definir conceptos pues partía de una visión práctica. Esta regla la aplicó a todo. Por eso hoy te presentamos su definición del teatro.
El teatro es una mujer que se mira al espejo
En su ensayo “De teatro”, presenta la metáfora del teatro como mujer que se mira al espejo. Dice:
Una vez, en una casa, se coló, sin permiso y sin querer, una pobre mujer de las 275.000 que aquí viven la vida de la selva… La pobre selvícola (habitante de la selva), no encontrando en la entrada de la casa con quien ponerse al habla, había echado por su cuenta andar zaguán adentro, hasta que, sin saber cómo ni cuándo, se encontró frente a frente de sí misma. Allí frente a ella misma, estaba ella misma, con su mismo color de noche oscura, con sus mismos ojos asombrados, con su misma boca entreabierta por el asombro, el pasmo de tenerse frente a frente y la curiosidad de estarse viento toda tal cual era. Le danzó al fin en los ojos la alegría, y en los labios el grito del magnificat… y no dando crédito a la imagen que le sonreía halagüeña, puso entrecejo, que la imagen reprodujo, e hizo experiencias mil que en breves momentos hicieron, deshicieron y rehicieron en su ánimo la convicción de que aquella inesperada mujer era otra ella, y que ella y la otra eran un mismo modelo de mujer, en donde había muchas cosas que alabar, muchas que censurar, muchas que corregir, muchas que quitar, muchas que poner.
Hostos termina el extraño e ingenioso relato sacado de la vida real, narrando que la dueña de la casa sorprendió a la pobre mujer y le aclaró que se estaba mirando a un espejo. Cierra su reflexión diciendo:
Ese es el objetivo de los teatros nacionales: poner por delante de la sociedad una imagen de ellas mismas tan exacta, que no se les ocurra que es cosa de ingenio de industria el espejo en que están inconsabidamente contemplándose, sino transustanciación efectiva de su ser, a merced de la cual se aparece a sí misma la misma sociedad.
Como se observa en el relato, Hostos propone una visión artística en la que, si bien el teatro manifiesta a las personas en su contexto sociohistórico, también manifiesta la subjetividad de cómo los personajes perciben ese contexto mediatizado por sus estados de consciencia. La mujer se divertía y así veía a la otra, que no sabía que era ella misma. A través de la corta anécdota se observa que Hostos propone un teatro que funja como espejo, pero que no revele de forma directa lo que somos, sino que los recursos del baile, la comedia, el monólogo, el gesto y la máscara, serían los pilares para la escenificación.
La protagonista de la anécdota, una mujer de la selva coloca lo femenino como clave actoral con los siguientes atributos: la ausencia de miedo (se coló en la casa), la curiosidad (paseó por la casa) y la mirada en la otra como si fuera ella misma. De esta manera, sugiere que una técnica de actuación debe partir de la libertad, lejos de reglas estrictas, de la valentía, de la indagación en el detalle y del estudio de las personas como modelos de una misma. Para Hostos, no puede la actriz, ni el actor, y por consecuencia, todos los componentes que crean el evento teatral, desvincularse de sí al concebir y ejecutar el arte escénico. No hay acartonamiento posible, solo un acto genuino.
La mujer como base para una nueva sociedad
La mujer como sujeto social es el modelo que sigue Hostos, en este ensayo “De teatro”, para construir nuestras sociedades caribeñas desde el quehacer cultural y dentro de este, con especial valor, surge el teatro. Trae como ejemplo la sociedad Amiga del Progreso de La Vega y el Club de Damas de Santiago en República Dominicana, quienes han manifestado el deseo de difundir belleza y moral por medio del teatro. Son mujeres del arte.
Hostos les reconoce la importancia del activismo cultural, no sin hacerles planteamientos a tono con su proyecto educativo normalista. Dirá: “El normalismo enseña a trabajar, a enseñar, a encaminar la voluntad al bien, a dominar la adversidad y a cumplir con su deber…” (Forjando el porvenir americano, Tomo I, 202), pero, sobre todo, enseña a repensar la educación común, es la primera necesidad social con capacidad organizativa. Antes de estudiar la propuesta que les hace, veamos qué eran exactamente estas sociedades y clubes compuestos por féminas.
Este tipo de asociaciones se distinguían por el trabajo filantrópico que realizaban desde su capacidad adquisitiva. Se practicaba la ayuda mutua, asociarse para resolver cuando hay un problema material. Se establecía una cuota, una recaudación o una contribución eventual que hacen los socios o miembros u otras personas ajenas a la identidad. (Francisco Rafael Guzmán, “Las sociedades mutualistas, beneficencias o de socorros en nuestro país”)
Hostos traza los parámetros de una avanzada teatral constituida en las actividades que ya vienen realizando estas mujeres y hombres organizados en estas agrupaciones. Se encargaban de fomentar la pintura, el teatro, el canto, la danza. Así estructura un proyecto teatral de base que radicalizaría a la población hacia la construcción equitativa del país desde el teatro y la cultura. Veamos en detalle:
- En primer lugar, sugiere a las féminas que recluten y adiestren jóvenes escritores, cuyo talento se estaba perdiendo en la prensa corruptora. Que les convoquen a estudiar las costumbres pasadas y del presente nacional para que desarrollen textos dramáticos fuera del mediocre modelo europeo de ese momento (Comedy of manners). Estos impactarán a la juventud de las provincias del Norte y del Sur redundando en una dramática nacional de reales “buenas costumbres y de buenas intenciones, de propósitos morales y de alcance educacional.”
Hay que saber que para Hostos lo moral está atado a los deberes dentro de las relaciones sociales. Así se construye el derecho a la libertad política, que no puede estar desligado del derecho a la educación, el derecho a la vivienda, a una vida plena. Pero para esto hay que asumir responsabilidades. Estas son las “buenas costumbres y de buenas intenciones, de propósitos morales y de alcance educacional.”
- La empresa cultural necesita dos complementos: maestros de arte dramático y recompensa económica, que incluye reconocimiento público (“gloria”). Así vincula esta propuesta inicialmente comunitaria con la base material necesaria para una emergente clase obrera teatral.
Para esto sugiere que la compañía fraternal de aficionados de la provincia de Santiago, que practica el arte teatral y la música, eduque en Camú y Yakí, que son otras regiones, y así mismos. Menciona el ejemplo de la señora de Visconti que se dedicó a enseñar el bel canto hasta perder su riqueza, según parece, por expatriación y orfandad. Emilio Pasarell (1891-1974) en su libro Orígenes y desarrollo de la afición teatral en Puerto Rico menciona en su primer volumen a la soprano Ida Visconti, quien cantó en Puerto Rico desde 1859 hasta 1875 acompañada de su esposo el barítono Tomas Grossi (148, 156). Suponemos que la maestra nombrada por Hostos era esposa de algún hermano de Ida, quien se vincula a la reconocida familia noble Visconti.
- Apuesta a la convergencia de clases como frente cultural.
Quizás el punto más frágil de su propuesta, no para este inicio, si no para lo que históricamente sucedió con las clases sociales. Sin embargo, Hostos augura éxito a la empresa cultural por lo siguiente: la afición por el teatro es generalizada, porque en el teatro se reciben aplausos (de aquí el reconocimiento público), la dramática es el único género literario al alcance de doctos e indoctos y, por último, es la escuela más accesible para analfabetos negligentes (Suponemos que se refiere con ironía a personas indisciplinadas con el estudio.).
Reflexión final
Tanto la esencia del teatro, que es la actuación frente a público, como la empresa teatral comunitaria, parten de la mujer de ese siglo 19 en República Dominicana, que es donde nuestro ilustre se encontraba al escribir su ensayo “De teatro”. Son mujeres adineradas junto a mujeres pobres con un proyecto común que buscan el bien a través de las bellas artes.
No es una locura que parta de lo femenino para explicarnos este arte, puesto que lo intuitivo, lo creativo, desde tiempos ancestrales se han vinculado con las féminas, sin que esto signifique que no somos racionales. Lo que Hostos propone es que para entender al teatro hay que ir a las raíces históricas y antropológicas de la procreación, esta siempre es viable a través de las hembras. Así que una obra de teatro es como procrear, es un acto artístico en el cual se brinda amor y se construyen lazos en comunidad.

