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Antonio Paoli y Amalia Paoli

Antonio Paoli llegó a ser el tenor más importante de su época. Te invitamos a ver su autógrafo en https://autografo.tv/antonio-paoli-y-marcano/ y conocer al “Rey de los tenores y tenor de los reyes”. Sin embargo, hoy queremos resaltar la extraordinaria relación con su hermana Amalia.

Según su biógrafo, Jesús M. López, en la investigación titulada Antonio Paoli, el león de Ponce, este nació en esa ciudad en 1871; fue parte de una familia numerosa compuesta por sus hermanos y hermanas: Olivia, María Josefa de la Trinidad, Domingo, Francisco, Carlos Antonio, Amalia de la Concepción, Domingo, Rosario y María Hortensia. Su madre fue doña Amalia Marcano e Intriago y su padre Domingo Paoli Marcantetti y Ramolino. La unidad familiar se fomentó durante sus primeros años. Toda la prole estudiaba en la misma escuela, el Museo de la Juventud que dirigía don Ramón Marín. Asistían juntos a la iglesia, a las fiestas patronales, a celebrar la Fiesta de Reyes con amistades, a veladas musicales, a tertulias literarias, entre otras actividades sociales, muchas de las cuales se celebraban en su hogar. El padre de la danza, Gregorio Tavárez y el innovador de esta, Juan Morel Campos, eran asiduos del hogar, junto a reconocidos periodistas, políticos y cantantes. Para cuando don Domingo muere en 1876 y doña Amalia en 1878, las hermanas mayores de Antonio compartían labores de crianza con sus padres. (33-42)

Amalita…

Amalia Paoli Marcano, hermana de Antonio, era nombrada al interior de la familia por el diminutivo de su nombre. Su aptitud para la música y el canto emergió escuchando música sacra. La familia asistía los domingos a la misa de la parroquia de La Guadalupe. Cada semana cantaba la soprano española, doña Teresa Iturmendi. Amalita, luego del servicio religioso, reunía a todos sus hermanos y cantaba imitando a la cantante. Lo mismo sucedía cuando cantaba la soprano Lizzie Spence Graham, ponceña, quien también daba clases de canto. Mediante este juego juvenil expuso a su hermano Antonio a la interpretación cantada (34).

Por su incipiente vocación y talento vocal, los padres le obsequiaron estudiar canto con la maestra Spence Graham. Así que Antonio, la escuchaba tararear por intervalos en la casa preparándose para la clase. Añade a su formación artística clases de piano en Ponce con don Juan Font y, luego, con don Genaro de Aranzamendi en San Juan. Una vez falleció su padre comenzó a dar clases de piano en su casa y a domicilio para ayudar económicamente a su madre (41-42). A todo estaba expuesto Antonio sin que nadie imaginara que en él se cultivaba un espíritu cantor de altos vuelos.

En Amalita crecía la idea de triunfar como cantante. Su fama fue ascendiendo. Con sus recitales y trabajos actorales ganaba dinero suficiente como para ayudar también con los gastos de estudio de sus hermanos menores. Así que cuando la madre fallece, pasa a responsabilizarse totalmente de ellos. Es así como en 1880, con diecinueve años, debuta en la ópera Marina del Maestro Arrieta, se le abrieron definitivamente las puertas del mundo lírico (42).

Su hermanito Antonio contaba con ocho años de edad cuando asiste por primera vez a la ópera en el teatro La Perla. Allí presenció Il Trovatore de Giuseppe Verdi (1813-1901). Amalita era pieza clave del coro. El tenor Pietro Baccei en el papel de Manrico caló hondo en el niño. Así también asistió a ver la ópera Norma de Vincenzo Bellini (1801-1835) (43). Gracias a su hermana, Antonio seguiría la ruta del bel canto.

Amalia estaba firme en su deseo de triunfar en la ópera. Así que ofreció una serie de recitales que le permitieron aunar el suficiente capital para marcharse a España con sus hermanitos Rosario y Antonio en 1883, además de dos de sus hermanos mayores. Mediante carta de su amiga, la poeta Trina Padilla, consigue una prueba de voz con doña Isabel de Borbón, Princesa de Asturias, Infanta de España, quien la becó para tomar técnica vocal con el reconocido maestro Napoleón Verger. Además, intervino para que la Reina María Cristina de Habsburgo la nombrara Cantante de Cámara. A sus hermanos los becaron para estudiar en la Real Academia de los Padres agustinos y en el Liceo de Niñas de Leganes (43-44).

Mientras Amalia parte a Italia y luego a Francia, Antonio se forma como militar hasta ingresar al ejército español. Durante el transcurso de esta etapa cantó con el Orfeón Voces de España, con el cual recorrió el país. En 1886 Antonio sale maltrecho de combate, en la Guerra de Manigua en Cuba, además de haber contraído malaria. Fue condecorado con la Cruz de la Victoria. Fuera ya del ejército, intenta vivir del canto participando del Orfeón Catalá en Barcelona; prueba ganar dinero como marino mercante por seis meses; regresa a España y participa en varios conciertos que le permiten mejorar su situación económica. Determina visitar a su hermana Amalita en Madrid, pero esta había partido nuevamente a Italia, entonces toma su gran decisión, hizo una prueba de voz con el maestro de canto de su hermana, el maestro Verger (44-49).

Otra vez Amalita es el puente de su próxima y exitosa etapa. El maestro Verger le escribe contándole sobre la magnífica voz y aptitud musical de su hermano. Le consigue una prueba de voz con el famoso director Luigi Mancinelli, quien después de escucharle cantar O Paradiso de La Africana le indica que se vaya directo a Italia. Entonces Amalita le consigue una prueba de voz con su mecenas, doña Isabel de Borbón. Esta le indica que ofrezca un concierto en verano a la Reina María Cristina y su corte con Amalia al piano. Amalia agenció que el pianista fuera el gran compositor y música don José Serrano. El recital causó tanto impacto que la monarca le ofrece una nueva beca (49-51).

Hermanos en el arte

Amalia y Antonio Paoli invitaron al pianista Antonio Baldelli para realizar una gira de conciertos por toda España. Cantaron en Irún, Pamplona, Bilbao, Oviedo, Gijón, Zaragoza y San Sebastián. Su hermana junto a Baldelli, quien también era bajo, crearon un programa de envergadura vocal para Antonio compuesto de arias de ópera difíciles, romanzas, zarzuelas y canciones españolas idóneas para su voz de tenor. Así nuestro tenor parte a Italia a formarse en la más estricta de las formaciones de técnica vocal (52).

Luego de su primer año regresa a España y acompaña a su hermana en un recital de Valencia. Amalita le pide que le permita escucharlo cantar. Allí en la intimidad y cercanía familiar, la hermana-madre musical se opone al giro tan lírico que la voz de Antonio va tomando. Le advierte que no es su voz natural (53). Cuando allí mismo en Valencia tuvo su debut profesional en la ópera Lucia de Lammermor, no cantó mal, pero la crítica señaló que le faltaba formación artística. Ni corta ni perezosa, Amalita se presenta con él en recital, así protegía la proyección pública de su hermano. Repiten la presentación en Islas Canarias y luego en Génova y Milán con éxito. Corría el año de 1898 (55).

Regresa a Milán, a sus clases. Durante este periodo Verdi pudo verlo cantar en su ópera Il Trovadore. Quedó impresionado (55). Termina otro año de estudios y se encuentra con Amalita en Madrid para descansar. Cantó en Córdova la ópera Rigoletto. Luego de su presentación su hermana insiste en que no está cantando con su voz natural. Esto provoca que Antonio se vaya a París a perfeccionar su voz con el maestro Pedro Gailhard. Con él se va, su querida hermana (56-57).

En esta etapa francesa inicia la carrera operística de Antonio Paoli. Allí vivía con su hermana en la Rue Lafayette, número 54. Su gran inicio fue con la ópera Guillermo Tell de Rossini en el papel de Arnold. El 26 de abril de 1899, a pesar de despertar con fiebre y escalofríos, Paoli tomó la decisión de honrar todo el apoyo recibido de amistades, monarcas, músicos, y, sobre todo, de su hermana Amalita. Cantó con tal técnica, interpretó con tal verdad a su personaje, que causó furor. La crítica, la monarquía, otros artistas y el pueblo celebraban al nuevo tenor, cuya interpretación superó a grandes tenores anteriores que habían cantado el mismo personaje. Era tanta su fama que, él y Amalita, tuvieron que mudarse (57-60).

La Gran Guerra

A partir de 1914 se desata la Primera Guerra Mundial. Toda la actividad musical de los hermanos Paoli tuvo que detenerse. Junto a esto, el único amor de Amalia, Don Pedro Alcalá y Zamora, fallece por un accidente en caballo muriendo en el acto. Antonio vivió el dolor de su hermana como si fuera propio. Se la lleva a su hermana al país vasco. Allá entrena como boxeador para poder así ganar dinero. Se había casado y su esposa cuidaría sus propiedades en Milán ante el saqueo de los invasores austriacos (466-468).

Durante este periodo bélico, Antonio entrena fuertemente sus músculos. Pasan unos años y en 1916, cuando las circunstancias lo permitieron, decide regresar al canto. ¿Y quién lo prepara nuevamente? Su hermana, Amalita. Cuenta su biógrafo Jesús López al respecto:

Comienza a estudiar canto nuevamente con Amalia; pero sus cuerdas vocales estaban muy endurecidas aún por los ejercicios físicos. El Dr. Luigi Lo Moro, laringólogo, especializado en cantantes, hoy le aplica un nuevo tratamiento para ver de qué forma podría ser qué se normalizase en sus cuerdas vocales. Así que le ordena tener la boca cerrada, no hablar nada en absoluto. Luego de un tiempo en silencio se le permite vocalizar con Amalia una vez al día. (468)

Puerto Rico

Luego de la guerra los hermanos Paoli siguieron su faena artística. Antonio conquista el mundo con su voz nuevamente. El 27 de junio de1922 regresa a su país. Se presenta en varios conciertos. El 1ro de agosto regresa de Europa, su hermana, Amalia. Ambos son recibidos por el pueblo y la prensa. Mientras Antonio inicia su última fase como cantante saliendo algunas veces del país, su hermana se queda y dedica sus días a enseñar el arte al que había dedicado su vida. Así también siguió ofreciendo recitales por los teatros de Puerto Rico (536-561).

Amalita alquiló una casa en la calle Dos Hermanos de Santurce donde estableció su Academia de Canto. Todas las niñas adineradas y muchos varones tenían por moda estudiar canto con Amalia, así que la academia siempre tenía buena matrícula. Con sus estudiantes inicia una serie de conciertos líricos, óperas y festivales artísticos en los cuales colabora su hermano Antonio, quien también ofrecía clases. Así corrieron juntos la década del 20 (623-630).

En la década del 30 ambos hermanos trabajaban en la academia. Antonio enfermó y Amalia le sostenía. En 1934 reciben una pensión del gobierno que les permite vivir mejor. Siempre procuraron ayudar a personas más pobres que ellos. También reclamaron que Puerto Rico necesitaba un Conservatorio de Música. Ambos trabajaron por su gente hasta el final de sus días. Amalia falleció en 1942 y Antonio en 1946 (715-718).