El actor ha tenido diversas experiencias en torno a la obra artística del compositor.

Por: Rosalina Marrero-Rodríguez

Fotos: Vanessa Serra Díaz

En la actualidad se le puede ver a diario en la televisión y muy frecuentemente en el teatro, donde suele ser parte de elencos diversos en piezas de comedia, un género que ejecuta con una gracia natural.

Su carrera artística, sin embargo, no comenzó en la pantalla ni en las tablas. Su talento despuntó a partir de su voz, como locutor. Más adelante calentó la garganta integrando el desaparecido grupo musical Jyve 5.

Estas experiencias de trabajo distanciaron a Jasond Calderón de la ingeniería mecánica que estudió y poco a poco lo fueron llevando a descubrirse como actor, una profesión que hasta hace muy poco le costó reconocer en sí mismo.

A lo largo de ese caminar, este intérprete ha podido enriquecer su perfil artístico con personajes muy distintos, algunos de creación propia y otros que le han confiado para darles vida. Entre estos destaca el compositor Rafael Hernández (Aguadilla, 1892-1965), una figura que despertó su curiosidad desde que lo descubrió a temprana edad en el especial del Banco Popular, “Romance del Cumbanchero” (1998).

Luego, siendo estudiante de escuela intermedia le asignaron un proyecto en torno al autor de sobre 3,000 composiciones, según datos en a biografía en la Fundación Nacional para la Cultura Popular. “Lamento borincano”, “Silencio”, “Ausencia”, “Campanitas de cristal” y “Preciosa”, que es casi un himno para Puerto Rico, son parte del gran legado del aguadillano que hizo de México su segunda residencia, pues allá por cerca de 16 años.

“En especial que le hicieron, me encantó mucho la música de él. No sabía quién era Rafael Hernández, que era puertorriqueño, hasta que vi el especial. Ese mismo año, o el próximo, me tocó hacer un proyecto en escuela intermedia sobre él y con un amigo, pues nos fuimos a entrevistar a personas en el Blockbuster de Levittown, a ver si conocían sobre Rafael Hernández, porque tenía que armar una entrevista completa en video”, compartió Calderón.

Esa fue la primera vez que se vistió de Rafael Hernández, la segunda fue para el pódcast “Autógrafo al día” y el programa “Autógrafo Kids”, del proyecto educativo Autógrafo.TV. Pero estas no han sido las únicas dos veces que el nombre del otrora director musical le tocó de cerca. En una ocasión, contó, se interesó por asistir a una exhibición que presentó la Universidad de Interamericana y allí conoció al hijo del llamado “Jibarito de Aguadilla”, Antonio Hernández.

La reciente representación de Calderón sobre esta figura icono de la música popular puertorriqueña lo ubicó en un momento de intimidad familiar y a la vez de gran inspiración, pues en su intento por acunar a su hijo, le habla y le van surgiendo melodías que luego convirtió en la rumba “El cumbanchero”.

“Le añadí un poco de mi personalidad, una chispa en la mirada y en los movimientos de las manos, y lo traje también al color de voz de mi papá. Le traje esa seriedad, ese temple de mi papá, que puede ser el de Rafael Hernández en ese momento íntimo con su familia”, detalló sobre el trabajo que la audiencia podrá disfrutar pronto.

“Esto es una bendición, porque cada vez que hacemos un trabajo, cada vez que podemos hacer algo que sea totalmente diferente a lo anterior, nuestro cerebro tiene que hacer un cambio drástico de dirección, y ese cambio constante te amplía el horizonte. Te mantiene activo, despierto y aprendemos un montón”, subrayó el actor.

La vida de Rafael Hernández se apagó el 11 de diciembre de 1965, no así su obra musical, la cual ha cruzado tantas generaciones como estilos musicales.

Este artículo es parte del pódcast “Autógrafo Al Día”, del proyecto Autógrafo.TV producido por Astra Studios.

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