Doña Fela inyectó sensibilidad y elegancia a su carrera política
Por: Rosalina Marrero-Rodríguez
Fotos y video: Vanessa Serra Díaz
El nombre de Felisa Rincón de Gautier (Ceiba, 1897-1994), o Doña Fela, como también se le conoció, se escuchaba comúnmente en el hogar de la actriz y profesora Rosabel Otón. Era tan cotidiano como el de la cantante Ruth Fernández (Ponce, 1919-2012). Ambas mujeres eran admiradas por la madre de la artista y de ahí su primer acercamiento con estas figuras que hicieron historia en Latinoamérica desde distintos escenarios.
Cuando Otón recibió la invitación para interpretar para el proyecto Autógrafo.TV a quien fue la primera mujer elegida alcaldesa de una ciudad en las Américas, específicamente San Juan, la reacción fue una combinación de emociones, desde la alegría hasta el temor, “porque uno sabe la figura que fue y que es todavía para muchos y muchas Felisa Rincón de Gautier”, según dijo.
“Tenía en mis manos una gran responsabilidad y enseguida empecé a buscar videos, fotografías, documentar y recordar a la Doña Fela que vi de niña”, continuó la profesora de pantomima y comedia del arte en el Departamento de Drama del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. “Mi mamá me decía que como Doña Fela no había otra, y me hablaba de todas las cosas que había logrado en San Juan y que era un orgullo patrio para mucha gente contar con esa persona tan dedicada y tan consciente de los problemas de la ciudad y de todo Puerto Rico, sobre todo en su preocupación por los niños”.
Felisa Rincón de Gautier fue reelecta a la alcaldía de la ciudad capital en cuatro ocasiones, desde 1946 hasta el 1969. En su obra política destacaron las iniciativas de accesibilidad a programas de salud pública para los más desventajados, promoción del derecho de las mujeres a la educación y al trabajo; impulso a los centros maternales para facilitar el cuido de los menores de madres trabajadoras y mejoras en la infraestructura urbana de San Juan.
“Ella estaba preocupada por las mujeres que venían a trabajar al área metropolitana, a San Juan, y no tenían quién les cuidara los niños. Entonces, para que no buscaran otros trabajos que no fueran los más apropiados para ellas, Doña Fela le pide a Luis Muñoz Marín (Primer gobernador electo, 1898-1980) que la apoye en ese proyecto (de los centros maternales)”, expuso Otón sobre lo que evolucionó como un modelo para los centros Head Start.
En su afán por el bienestar de la niñez, Doña Fela accionó de formas diversas e impensadas. En un relato que hace la poeta Elsa Tió reseñado por el periódico El Adoquín, la otrora alcaldesa observaba a los menores de edad que se le cruzaban en sus caminatas por las calles de la capital y le solicitaba a un fotógrafo que le retratara al más desaliñado. Luego lo enviaba a un barbero. Una vez recortado, lo vestía con ropa nueva y volvía a pedir que le tomaran una foto. Con las dos imágenes en mano, el antes y el después, le preguntaba al menor quién quería ser. Así procuró estimular la autoestima y el potencial en cada uno de los menores que impactó.
“Ella decía que si se le daba prioridad a los niños, íbamos a evitar muchos problemas en el futuro, y hemos visto que suele ocurrir eso. Lamentablemente hemos tenido muchos problemas porque no se ha atendido a tiempo la niñez”, opinó Otón.
Una iniciativa que quedó en la memoria colectiva fue la ocasión, a inicios de la década de 1950, en que ocupó a una línea aérea para que transportara nieve desde Estados Unidos hasta este punto en el Caribe para darle la oportunidad a los menores de escasos recursos de jugar con los diminutivos cristales de agua helada. Fue un gesto que tuvo una multiplicidad de interpretaciones, pues hubo quienes lo consideraron como un acto de asimilación cultural en momentos en que se instauraba el Estado Libre Asociado de Puerto Rico (BBC News, ‘Las navidades en las que Puerto Rico importó nieve en avión desde EE.UU. para que los niños jugaran).
“Mucha gente ha criticado lo de la nieve, pero también lo veo como otra forma de decirles, ‘Ustedes también pueden aspirar a viajar, a ver otros lugares, a disfrutar’. Yo sé que aquí no cae nieve, pero cuando uno está en otro lugar y cae nieve, esa primera vez uno se vuelve niña otra vez. Le dan ganas a uno de salir y jugar, y creo que esa ilusión, esa alegría era lo que ella trataba de proveerles a los niños y adultos también”, comentó la actriz.
Doña Fela impartió una elegancia única a su imagen pública. Desde joven exhibió su atracción y talento para la costura. Llegó a estudiar diseño de modas y administración de ese tipo negocio en la ciudad de Nueva York, y a su regreso a la isla, inauguró el Felisa’ Style Shop en el Viejo San Juan.
“Creo que inspiraba a otras mujeres a tratar de lucir mejor ante la adversidad y ante cualquier problema que surgiera; a tener siempre esa elegancia, esa forma de comportarse, esa forma de ser con la gente, que aunque ella era una mujer fuerte, también era una mujer elegante. Ella podía jugar con ambas cualidades”, destacó la intérprete.
Para este trabajo artístico, de carácter histórico, Otón observó visuales de entrevistas y otras actividades en las que participó Doña Fela. Se fijó particularmente en los movimientos de sus manos y cabeza. “Me fijé cómo ella usaba las manos, que aunque se veían delicadas, eran fuertes, tenían esa cualidad de esa fuerza”.
Rincón de Gautier falleció en la ciudad que hizo suya, San Juan, el 16 de septiembre de 1994. Tenía 97 años.
Este artículo es parte del pódcast “Autógrafo Al Día”, del proyecto Autógrafo.TV producido por Astra Studios.