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Sylvia Rexach artista radial

La historia de la radio puertorriqueña contó con otra personalidad femenina de sorprendente talento. Compositora, músico, cantante, guionista y actriz, son los principales rasgos que caracterizaron a Sylvia Rexach. Al ver nuestro autógrafo sobre ella en https://autografo.tv/sylvia-rexach/, verás que nació el 22 de enero de 1922 en Santurce.  Su madre, María Teresa González, era una ama de casa que gustaba de escribir versos y su padre, Julio E. Rexach, fue farmacéutico, seguidor de la ópera. De niña comenzó a tocar el piano intuitivamente desde los tres años. Aprendió guitarra y saxofón. A pesar de recibir la educación estricta de la época, sobre cómo debe comportarse una puertorriqueña bajo visiones conservadoras, Sylvia desarrolló un espíritu independiente que disfrutaba el momento. ¡Cuánto tendría que ver las tendencias artísticas de sus padres en esto! Seguro que mucho. Es importante añadir, que una de sus maestras en la Central High fue Inés María Mendoza, forjadora del feminismo puertorriqueño y la defensa del español en la enseñanza pública, antes de ser primera dama de Puerto Rico.

Durante la terrible Segunda Guerra Mundial nuestra ilustre dejó la universidad para inscribirse en las WACS (Servicio de Cuerpo de Ejército de Mujeres) en 1942 como oficinista. También durante su periodo en el ejército se posiciona como parte del entretenimiento nocturno a los soldados. Una posible razón para entrar a las WACS es la gran escasez de recursos (alimentos, combustible y medicamentos) que experimentó la población a raíz de los ataques de submarinos alemanes a los barcos que entraban y sal’ian de Puerto Rico marinos debido a la guerra contra a EE. UU., además del gran miedo que surgió ante una posible invasión al país (Héctor Piñero, Radio Guerra y censura, 174-192). A la par, el proyecto de reforma social llamado Nuevo Trato, de gran impacto en Puerto Rico, que había iniciado EE. UU. hace unos años, facilitó el camino para apelar a toda la ciudadanía a que se uniera al ejército y evitara el avance del fascismo (Carlos R. Rodríguez Lampón, “Aspectos del carácter nacional. El servicio militar de los puertorriqueños”).

Es en este periodo que conoce a William Riley Powers. Se casan en 1942 y se divorciaron en 1958. Tuvieron tres hijos: William Riley, Sharon Riley (actriz) y Sylvia Riley. La radio facilitó el alcance y divulgación de sus canciones, pero también pudo desarrollarse con laureles en otras facetas de este poderoso medio.

La trabajadora de la radio

La familia que había creado con Riley no gozaba de buena posición económica. Así que Sylvia sustentaba su hogar como guionista, compositora y secretaria de la Sociedad de Autores, Compositores y Editores de Música. Todos estos sombreros están vinculados al medio radial.

José Luis Torregrosa (1916-2001), quien fue un primer actor, periodista, locutor de Puerto Rico, escribe uno de los textos que mejor detalla el vínculo de Sylvia como trabajadora de la radio. Lo primero que nos revela es que, en 1949, el gobierno de Puerto Rico abre su emisora pública conocida como WIPR, en contigüidad al proyecto educativo radial de la Escuela del Aire, el cual había finalizado ese mismo año. Esta primero perteneció a la Autoridad de Comunicaciones y, un año más tarde, al Departamento de Instrucción Pública. El investigador Luis Rosado Albert en su artículo “Telecomunicaciones con un propósito” abunda más al respecto:

El 10 de junio de 1948, por virtud de la Ley #50, las actividades de carácter informativo y cultural que desarrolló la Escuela del Aire se transfieren a la Comisión de Radioemisión Pública de la Autoridad de Comunicaciones, desde donde operó la nueva WIPR-Radio. La idea de Ernesto Ramos Antonini “de crear un medio para extender al hombre puertorriqueño el disfrute del patrimonio cultural humano”, se hizo realidad el 26 de enero de 1949, con motivo de la transmisión del primer programa de la WIPR-Radio, que operaba en el 940 AM. El equipo gerencial de la WIPR-Radio quedaba constituido por el Sr. José A. Buitrago, como el primer Administrador General, y Francisco Arriví, como director de Programación. (200)

Sobre su traspaso al Departamento de Instrucción y propósito social, Rosado Albert explica:

… el 1 de julio de 1950 se transfieren al Departamento de Instrucción Pública las funciones de la Comisión de Radioemisión Pública, ahora con un nuevo nombre: el Servicio de Radioemisión Pública. De esta forma, la WIPR-Radio se desarrolló como un componente del sistema de telecomunicaciones públicas del Gobierno, con el propósito de elevar los índices de escolaridad y estimular la actividad artística y cultural, incorporándose a los planes de desarrollo económico y social del Gobierno de Luis Muñoz Marín.

Dirigida inicialmente por José Buitrago atrajo a su plantilla a escritores, actores, músicos, orquestas y directores que ya tenían experiencia previa en la radiofonía puertorriqueña y en la radio educativa. Entre el segundo grupo de escritores, que Buitrago contrató, se encontraban: Juan Martínez Vélez, Alicia Moreda y Sylvia Rexach. Es importante resaltar, que en el primer grupo estuvieron figuras de calibre literario como Abelardo Díaz Alfaro y Wilfredo Brashi, lo cual implica que nuestra ilustre estaba a la altura de estos (Historia de la radio puertorriqueña, 252). De hecho, sobre su calibre literario Pedro Vargas llegó a decir “Tú tienes más de poeta que de compositora. Eres una poetiza que recita acompañándose al piano” (Sylvia Rexach, Autografo.Tv)

José Luis Torregrosa es muy elocuente en la aportación que Sylvia realiza para el radioteatro puertorriqueño. Por un lado, recurre al género chico de comedia compuesto por personajes y situaciones de corte popular, llamado sainete; por el otro, estructuraba una trama dramática para las canciones románticas de la época:

El programa Matinée WIPR se transmitía directamente desde el teatro del edificio de la Autoridad de Comunicaciones. Además de presentar la orquesta popular, se presentaban sainetes y dramatizaciones de canciones, escritos por aquella extraordinaria compositora y libretista, Sylvia Rexach. Además de ella, participaban: Perín Vázquez, Alma Rosabal, Moncho Dávila, Alicia Moreda, Rafael Enrique Saldaña, Rafael (Falo) Nadal, Luis Carle y José Luis (Chavito) Marrero (Historia, 252).

Otras comedias radiales para las que nuestra compositora escribió sus libretos son: El Tremendo Hotel, ¡Qué sirvienta!, La familia Pérez, Gloria y Miguel, Cholito, El Doctor Zaché, El monje loco, entre otros (“Sylvia Rexach”, EnciclopediaPR.org). Sylvia trabajó con figuras de renombre en la tarea de escribir guiones. Sorprenderá saber que en la década del 40 escribió junto a Rafael Hernández, el gran compositor aguadillano. Con él compuso “Cuchó Cuchía” una canción de corte humorístico, que les valió risas y fama. Ambos representan una resistencia ante la tendencia de productores y emisoras radiales que le compraban guiones muy económicos a Cuba (76-77). Es decir, ocurrió un desplazamiento del talento local. Sin embargo, los programas radiales tenían que invertir en los libretistas locales, pues había que adaptar a la población puertorriqueña el material comprado. La compra de libretos a Cuba mermó a partir del cambio de sistema y gobierno en 1959. 

Con el reconocido empresario radial y televisivo, Tommy Muñiz, escribió comedias radiales y, más tarde, para la televisión. Una de estas fue La familia Pérez, otra, ¡Qué sirvienta! También compuso jingles para anuncios comerciales, que gozaron de arraigo popular. Su hija Sharon Riley comenta al respecto: “Mi mamá (Sylvia Rexach) trabajaba con el equipo de escritores de Don Tommy desde que él comenzó a producir programas de radio. Escribía libretos y los ‘jingles’ cantados para la publicidad de aquel tiempo https://www.primerahora.com/ suplementos/centenario-de-tommy-muniz/notas/a-traves-de-otros-ojos-sus-colegas-hablan/).

Las damiselas

Es muy conocido que, en la década del 40, Sylvia crea el primer combo musical de féminas. Este se llamó Las damiselas. Cantaban música bailable como boleros con mucho filin.  El grupo original estuvo compuesto por Nilda Martínez , Millita Quiñones y Sylvia como solista y segunda guitarrista. Más adelante, ante el retiro de Martínez, entran Elena Rita Ortiz como guitarrista y tercera voz, además de Idalia Rosario como baterista. Un poco después Olga “Gogui” Couto sustituyó a Rosario, como cantante y baterista. Para ese momento, el grupo ya se llamaba Cuarteto Las Damiselas. Muchas veces sirvió de agrupación telonera de los espectáculos de Ramón del Rivero “Diplo” y Julio Torregrosa por todo el país con la compañía teatral La Farándula Bohemia.

Luego de estar fuera del Combo un tiempo (se había peleado con Diplo que era el productor de los espectáculos), Sylvia Rexach reorganiza nuevamente Las damiselas en 1949. La nueva versión contó con las actrices Marta Romero y Blanquita Romero como cantantes, la actriz Lucy Boscana y Ketty Cabán como guitarristas; Idalia Rosario como baterista y Sylvia al piano. En algunas ocasiones participaron como cantantes Gloria Mirabal y Carmencita Figueroa (Ketty Cabán, Fundación Nacional para la Cultura Popular); incluso dos voces masculinas apoyaban la agrupación: Raphael Dick y Rafael Nadal.

En su historia, Torregrosa, deja entrever que Las damiselas marcaron pauta en la radio puertorriqueña, puesto que eran invitadas a cantar a los mismos programas en los que se presentaban las mejores voces y orquestas del momento:

Desde el escenario del teatro San José, en Mayagüez, WPRA transmitía el fabuloso programa que presentaba Gilbert Mamery, con artistas que llevaba de San Juan -Sylvia

Rexach y sus Damiselas, Diplo y la Farándula Bohemia; Bobby Capó, Los Hispanos, Felipe Rodríguez, PedroVargas, Trío Matamoros, la Sonora Matancera, Fernando Fernández, Daniel Santos, José Miguel Agrelot, Luis Vigoreaux… (311)

Sus canciones les dieron reconocimiento internacional desde sus inicios como agrupación; estas se pautaban en la radio de otros países. Además de los boleros, en 1940 alcanzaron el hit parade con la canción bailable Banana Man sobre las migraciones de puertorriqueños a Nueva York, así como la canción “El americano”, una sátira sobre un estadounidense que viene a Puerto Rico a aprender español. Otros éxitos de alcance comercial fueron las traducciones al español de The sunshine boy y The man I love.

Además de Mayagüez en WTIL, cuya voz principal y dueño fue Gilbert Mamery y donde se presentaron por varios meses transmitiendo en directo (Un país que se escucha, 85), la radio puertorriqueña las catapultó con emisiones en vivo de su música. Su jornada de presentaciones las llevaba por las emisoras WIAC, WAPA Radio, WKAQ y WIPR Radio en San Juan y WPRP en Ponce. Añade Torregrosa un ejemplo del arraigo del grupo:

Toño Ochoa abandonó la WIAC para pasar a WIPR, a cargo de grabaciones y asuntos técnicos. Un comercial que se escuchaba entonces mucho por radio era el que habían preparado Las Damiselas, que entonces eran Sylvia Rexach, Millita Quiñones y Nilda Martínez. (Torregrosa 321)

Sindicalismo y radio

Como dijimos al inicio, Sylvia Rexach poseía una consciencia gremial que la llevó a fundar junto a otros compositores la Sociedad Puertorriqueña de Autores, Compositores y Editores de Música (SPACEM) en 1951. Grandes compositores e intérpretes como Puchi Balseiro y Rafael Hernández (presidente honorario de 1956-1959) estuvieron en el grupo fundador. Para SPACEM Sylvia trabajó como secretaria, es decir, nuestra ilustre hizo valer sin miedo los derechos de autor de nuestros escritores, sobre todo los vinculados a la música y a la radio, pues estaban muy desprotegidos, mientras favorecían las ganancias de los empresarios radiales.

La labor de esta organización consistía en el reclamo de cobro por el uso de la música en las emisoras comerciales. Este derecho se llama regalías. La música y las comedias fueron siempre, desde el inicio de la radio, el fuerte de la programación diaria. Esto provocaba que los dueños de negocios pagaran por publicidad. Desde la década del 30 existió la primera agencia de publicidad en Puerto Rico: West Indies Advertising de Félix Muñiz Soufront, tío de Tommy Muñiz (Un país, 81) y surgieron otras, además de acuerdos directos entre las emisoras y las empresas comerciales. Si desde la fundación de la radio en 1922 hasta 1950 se habían fundado veinticuatro nuevas emisoras de radio (Un país, 55-64), la ganancia entre los empresarios de radio y las empresas que se anunciaban habían sacado provecho económico de las canciones que subían la audiencia.

En otras palabras, nuestra compositora y guionista, buscaba que la creación de los compositores y editores de música fuera remunerada justamente. Ella vivía en carne propia, como proveedora principal de su familia, la urgente importancia de generar dinero de la creación puesto que tomaba mucho tiempo y, además, esto ayudaría a no tener que emplearse en tres trabajos a la vez.

Sylvia Rexach, desde la música, la comedia y la organización laboral aportó con profundidad a nuestras raíces radiales. Sigamos investigando la historia de nuestra radio.