Nada como pasar un trozo de tu vida en otro país… A través de los intercambios internacionales se adquieren teorías y técnicas que luego enriquecerán a nuestro país aplicándolas según nuestras particularidades. Dos tipos de intercambio tocan de cerca al estudiantado y al magisterio puertorriqueño: el académico y el laboral. En el mundo entero estudiantes ingresan a universidades extranjeras y luego regresan a trabajar a sus países. Los destinos académicos comunes en nuestra juventud son: República Dominicana, México, Argentina, España y Estados Unidos. Así también no es atípico que los profesionales u obreros de un país trabajen en otras tierras. Para que tengas una idea, de Puerto Rico salen muchos trabajadores a laborar en el Departamento de Educación de Santa Cruz, donde además de ganar su sustento intercambian conocimientos y métodos educativos que sean útiles a un país multicultural.

Es en el marco de los beneficios que traen los intercambios internacionales que el médico puertorriqueño José Celso Barbosa y el médico norteamericano Bailey K. Ashford convergen en la historia. Observa el autógrafo de Barbosa ahora mismo… Como viste, el niño pobre y mulato, nacido en 1857 en Bayamón, demostró temprana aptitud para los estudios. Sus padres y su tía Lucía Alcalá –pieza clave para su formación primaria-, lo matricularon en el Seminario Conciliar de San Juan de tradición jesuita y donde estudiaba la prole de las familias más ricas. No obstante a ser ésta una institución cristiana, recibió discrimen racial. Cuando comunicó que quería ser licenciado, un padre jesuita se burló de él. Con la mofa el joven afirmó su deseo de convertirse en licenciado, descartó las universidades racistas de España, -destino común de los jóvenes blancos- y buscó un país que permitiera a mulatos y negros en sus universidades.

Es así como para lograr su meta de estudios en el extranjero se organizó. Observa su método:

  1. Búsqueda de fondos: ofreció tutorías privadas a estudiantes para ahorrar dinero.
  2. Dominio del idioma: con el dinero ganado llegó a Nueva York en 1875, donde aprendió inglés por un año. Una pulmonía lo llevó a optar por una carrera en medicina.
  3. Solicitud a una universidad: Buscó una universidad que ofreciera apoyo económico e ideológico para estudiar. Luego de ser rechazado del College of Physicians and Surgeons, ingresó a la escuela de medicina de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, 1877. De hecho, esta universidad que es la primera en EEUU en aceptar mujeres desde 1870, resalta la figura de Barbosa como ejemplo de diversidad e inclusión, aceptado luego de ser víctima de discrimen racial: http://espanol.umich.edu/sobre-michigan/historia/
  4. Excelencia académica: Su cuarta estrategia fue ser de los mejores. La revista estudiantil The Chronicle, constata su alto rendimiento académico: http://espanol.umich.edu/sobre-michigan/historia/. Al graduarse, logró el más alto honor de la clase en 1880.
  5. Regresar a su país: Para que su intercambio internacional se completara, montó su práctica en Bayamón, no sin antes visitar a su ex maestro jesuita. Quien al verlo convertido en médico le pidió disculpas.

A pesar del gesto del cura, su gobierno español no reconoció el grado académico de Barbosa. Fue entonces que el cónsul estadounidense intervino. Un cónsul también pertenece al entramado de intercambios internacionales existentes. Es el representante diplomático de un país en una nación extranjera. Con su intervención, Barbosa se convirtió en el primer médico del país formado en una universidad estadounidense. Su conocimiento lo adaptó al contexto de la Isla.

En 1898 Puerto Rico fue entregado por España a Estados Unidos de Norteamérica mediante el Tratado de París. Con el ejército llegaron médicos con la misma formación que ya tenía Barbosa. Al igual que él tuvieron que adaptar su conocimiento al trópico. Este fue el caso de Bailey K. Ashford (1873-1934), teniente del cuerpo médico del ejército. Llegó como médico de los soldados pero al azotar el huracán San Ciriaco en 1999, inició una cruzada por los campos para socorrer la salud de las víctimas. Se percató de un decaimiento y palidez general entre hombres y mujeres, además de malestares estomacales y diarreas. Su entrenamiento médico le permitió reconocer la anemia como causa de los malestares pero es sólo su experiencia en tierra puertorriqueña, ese intercambio laboral a nivel internacional, lo que le revela su causa específica.

Descubrió en su laboratorio que el clima junto a la insalubridad permitían que el parásito ancylostoma duodenal se alojara en los intestinos. Su descubrimiento tuvo impacto mundial, pues no se conocía el origen del mal. Trabajar en la Isla le permitió descubrir que la causa de la anemia tropical era ese parásito que penetraba por los pies descalzos de la gente pobre. Es en este momento de la historia que podemos ver la importancia de los intercambios académicos y laborales a nivel internacional para el desarrollo de un país.

No obstante a la publicación en el N. Y. Medical Journal del descubrimiento de Ashford en 1900, la comunidad médica internacional sospechaba que en el caso de Puerto Rico, la anemia era causada por malnutrición. Sin embargo, en 1904 el gobierno creó la Comisión de Anemia de Puerto Rico permitiendo que Ashford inaugurara campamentos únicos en el mundo para combatir la anemia. Desde 1905 el gobierno otorga fondos para crear un centro principal de atención en Aibonito, subestaciones en cada distrito, campañas preventivas en las escuelas, mejor reglamentación sanitaria y la construcción de letrinas. En 1908 se crea el Servicio de Dispensarios de Anemia, que luego de 7 años se erradicó en un 90 por ciento. Luego el gobierno apoyó a Ashford y a los galenos del país con la creación del Servicio de enfermedades Tropicales y Transmisibles que impulsó la fundación en 1912 del Instituto de Medicina Tropical e Higiene para la investigación y erradicación de enfermedades antillanas y en 1924 la Escuela de Medicina Tropical y ordena a la Universidad de Puerto Rico fundar una escuela de medicina.

¿Sabes quién era parte del gobierno durante todo ese tiempo? El médico José Celso Barbosa. Su experiencia académica en el extranjero le llevó a facilitar desde el Concilio Ejecutivo y luego desde el Senado de Puerto Rico medidas que permitieron un productivo intercambio profesional entre galenos puertorriqueños y extranjeros, como lo era Bailey K. Ashford, para juntos fundar un programa de salud pública, así como los centros de investigación y educación necesarios para el bienestar de Puerto Rico y el mundo. ¡Vence el prejuicio! ¡Atrévete a internacionalizarte!

¡Comparte con tus amigos!

WhatsApp
Facebook
LinkedIn
Telegram
Email