La abundancia en las cosechas ha generado fiestas de agradecimiento ancestrales. El vínculo entre estas y la fe ha sido detonante de celebraciones populares que se realizan año tras año según los ciclos de la agricultura. Por ejemplo, desde el siglo VII «a.e.c» existieron los ditirambos. Estos eran procesiones de carácter teatral que se realizaban por los bosques de Grecia en honor al dios Dionisio, bienhechor de la fertilidad, las cosechas y, sobre todo, del vino. Su equivalente romano fue el dios Baco. En Alemania existe el Erntedankfest o Festival de Agradecimiento de la Cosecha, que se celebra el último domingo de cada septiembre; en Francia y Quebec, Cánada, se celebra el Jours de l’action de grâce cada 14 de octubre; en China se celebra el Festival de Medio Otoño el día 15 del octavo mes en el calendario lunar; en Inglaterra el Harvest Festival ocurre a inicios de octubre y en EE. UU. el Thanksgiving Day el cuarto jueves de noviembre como también se celebra este mes en Puerto Rico.

            Cabe recordar, que el areyto taíno, que has estudiado en tus clases de historia, era una celebración comunal de los pueblos indígenas en el Caribe y Puerto Rico, la cual también tenía versiones dedicadas al agradecimiento, sea porque sus dioses le favorecían con un clima apropiado para sus cosechas o por haber obtenido una victoria. Estas celebraciones ocurrían muchas más veces al año. Y es que la manifestación del agradecimiento es innata en los seres humanos de todas las épocas y se expande más allá de días o fiestas especiales, de acuerdos comunitarios o familiares, más allá de las siembras y sus cosechas. Agradecer es un acto liberador al que toda persona tiene acceso, un arma personal o colectiva que permite tranquilidad ante todo desafío.

En Autógrafo. TV planteamos en esta semana de gratitud que algunos de nuestros ilustres, a pesar de que enfrentaron situaciones muy difíciles como lo es el exilio, pudieron florecer fuera de su país, razón para, a pesar del dolor, dar gracias. El exilio es el abandono obligatorio de tu país por razones políticas. Veremos cómo en la vida de estos ilustres fue posible la gratitud debido a la solidaridad recibida.

Apuntes para una historia boricua de la gratitud

Lola Rodríguez de Tió

Como bien señala nuestro autógrafo sobre Lola (https://autografo.tv/lola-rodriguez-de-tio/), el cual te invito a ver, esta nació en San Germán en 1843. Desde niña mostró un carácter independiente y filiación a las causas de la libertad. Se casó en 1860 con Bonocio Tió. Fundaron una familia que confrontó con poesía, periódicos, discursos y diversas actividades al imperio español y sus atrocidades. En 1877 las autoridades los expulsan de Puerto Rico por razones políticas. Logran regresar al país, pero en 1889 son desterrados nuevamente. Se radican en Cuba. El sector independentista de este país les recibe con gran afecto y atenciones. ¿Cuál fue la primera acción del matrimonio para agradecer el socorro cubano? Veamos.

Lola y Bonocio participaban de tertulias en Cuba. En ese compartir tienen conocimiento del proyecto de independencia encabezado por el poeta José Martí. Decidieron ayudar mano a mano a sus compañeros para alcanzar la libertad de su país. La poesía de Lola manifiesta gratitud: Yo no me siento extranjera: ¡bajo este cielo cubano cada ser es un hermano, que en mi corazón impera…! ¡Vuestros dioses tutelares han de ser también los míos! Vuestras palmas, vuestros ríos repetirán mis cantares…

Esto le costó al matrimonio Rodríguez-Tió otro exilio. Esta vez fueron a Nueva York. Allá abrieron su casa como punto de encuentro y planificación de acciones para continuar erradicando el dominio de España sobre Cuba. Se involucraron en todas las acciones del Partido Revolucionario Cubano. Una vez Cuba obtiene la independencia en 1899, la familia regresa a esta isla, donde continúan siendo partícipes de una hermandad caribeña sin igual. Esta vez el agradecimiento se expresa a través del trabajo de nuestra lideresa como Inspectora de las Escuelas Públicas hasta que falleció en 1924.

José Luis González

José Luis González fue llamado “nuestro escritor ausente”. Esto surge porque al igual que Lola Rodríguez de Tió tuvo que irse al exilio por razones políticas. Te invito a ver nuestro autógrafo sobre este insigne narrador ( https://autografo.tv/jose-luis-gonzalez/), verás toda su travesía existencial viviendo en varios países.

Aprenderás que posee la gracia de la caribeñidad en su propia piel; su padre puertorriqueño, José Luis González Toledo, se casó con su madre dominicana, Mignon Couscou Henríquez. José Luis vino al mundo en tierra dominicana el 8 de marzo de 1926; allí vivió por cuatro años, luego de los cuales la familia se asentó en Puerto Rico por razones económicas.

En nuestro país González creció, obtuvo su bachillerato en ciencias políticas de la Universidad de Puerto Rico y luego culminó su maestría en el New School for Social Research en Nueva York. Al regresar fue víctima de persecuciones por parte del Estado. Se había convertido en un escritor revolucionario que exploraba el realismo social en sus cuentos, tales como “La carta”, o “En el fondo del caño hay un negrito”, los cuales cuestionaban la debacle puertorriqueña producto del sistema económico imperante y la relación política con EE. UU. Se ve obligado a radicarse en México en 1953, donde obtuvo trabajo como profesor en la Universidad Autónoma de México. Se naturaliza mexicano en 1955. A pesar de que más adelante pudo trabajar esporádicamente en Francia y también en Puerto Rico con permisos especiales, el fin de sus días le sorprendió en el exilio. Ante esta situación, ¿qué podría agradecer un expatriado de este calibre? Su propia biografía, que detalla su alcance como escritor, contesta la pregunta. Veamos.

A pesar de no poder experimentar de cerca las grandes necesidades de Puerto Rico, rasgo esencial de sus primeros cuentos, José Luis González se convirtió en un polemista sobre las identidades histórico-sociales de la población puertorriqueña, tanto en el país como quienes tuvieron que emigrar, que cambió el rumbo de dicha investigación. Publicó más colecciones de cuentos de corte social tituladas: Mambrú se fue a la guerra y otros relatos de 1972; En Nueva York y otras desgracias de 1973; Veinte cuentos y Paisa en 1973. Sin embargo, fue el género ensayo el que lo catapultó como figura cimera de los escritores latinoamericanos. Escribe en México Literatura y sociedad en Puerto Rico de 1976 y El país de cuatro pisos en 1979. En ambos los enfoques sociológicos a la literatura y la historia marcan un momento crucial en nuestras letras.

Sobre el último ensayo, González revela que aquello de que nuestra identidad es una mezcla de indígenas, españoles y africanos es una teoría simplista. En respuesta a esto trae la metáfora del edificio de cuatro pisos para definir nuestras identidades. Es así cómo las personas africanas esclavizadas constituyen el primer piso; el blanqueamiento social impuesto por la Cédula de Gracia de 1815, el segundo piso; la americanización a partir de la Guerra Hispanoamericana, el tercero y la constitución del ELA en 1952 como cuarto piso.

Sólo la injusta distancia del exilio permitió el surgimiento de este nuevo y contundente acercamiento a nuestra realidad nacional. Gracias al duro alejamiento de su tierra, José Luis González pudo maximizar su potencial creativo.

Jack Delano

Documentalista por excelencia, Jack Delano, logró sus más altos quilates creativos gracias al trabajo que pudo realizar en nuestro país. Como verás en su autógrafo (https://autografo.tv/jack-delano/), Delano era un estudiante ucraniano de música y de fotografía en la Settlement Music School, primero, y luego en la Pennsylvania Academy of Fine Arts. Si bien su propio esfuerzo le valió la Beca Cresson para viajar por Europa, viaje durante el cual descubre su amor por la fotografía, y ser contratado por la administración Roosevelt para documentar el trabajo de los obreros del carbón en Pennsylvania; realmente fue en Puerto Rico donde, tanto él como su esposa Irene, alcanzaron su esplendor artístico.

Es en nuestro país que se le ofrece el espacio, no sólo para ser el fotógrafo oficial de Fortaleza, sino para convertirse en fundador y directivo de la División para la Educación en la Comunidad, mejor conocida como la DIVEDCO. Allí fue profesor, director, camarógrafo y guionista. Dicha posición le permitió ser partícipe de una de las mejores promociones de cine social en América y el Caribe, amén de convertirse en el primer director de las emisoras del pueblo de Puerto Rico, WIPR. Nuestro cine le abre la puerta para que su otra vena artística pudiera desplegarse: la creación musical. Alcanza su sitial como compositor en las películas de la DIVEDCO, posición privilegiada que aprovechó con ahínco y le valió poder componer para la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, Ballet de San Juan, el Ballet Infantil de Gilda Navarra, el Coro de Niños de San Juan, entre otros.

Delano mostró agradecimiento hasta el final de sus días. En su última etapa publicó Puerto Rico mío (1990), libro que expone sus fotografías sobre las familias puertorriqueñas de 1941 a 1942 y luego las fotografías de esos mismos lugares en la década del 80. El mismo título es una ofrenda, un areito de gratitud, al país que le permitió trascender y ser feliz muy lejos de su casa.

Pablo Casals Defilló

En 1956 Jack Delano realiza el documental Pablo Casals en Puerto Rico. Este importante catalán le insufla más vida al quehacer musical de nuestro país. Ya nuestra historia musical contaba con grandes nombres: Manuel G. Taveras, Juan Morel Campos, Amalia Paoli, Antonio Paoli, la familia Figueroa, pero faltaba que el gobierno aceptara las peticiones de nuestro sector musical clásico y creara espacios prominentes para su desarrollo definitivo. Esa oportunidad se cristalizó con la llegada de Casals al país.

En 1955 llega a nuestras costas el violonchelista y director musical, quien era hijo de la catalana nacida en Puerto Rico, Pilar Defilló. Había tenido que salir de su natal Barcelona, España, en 1939, puesto que desde 1936 había comenzado la Guerra Civil en su país. Esta la detonó una rebelión liderada por Francisco Franco contra el régimen democrático, llamado República Española. El sector más conservador de España se oponía al gobierno republicano. Bajo la figura de Franco, se impuso una reconstrucción social despótica en la cual Pablo Casals no podía vivir. Hombre de paz, justicia y libertad se negó a apoyar regímenes totalitarios, ni el de su país ni el de ningún otro.

Parte al exilio, primero en la Francia no ocupada y también en Londres, e inicia una serie de conciertos para apoyar a las familias expatriadas por culpa de la guerra. Tenía en su poderosa bitácora haber mostrado al mundo rasgos desconocidos del compositor alemán Johann Sebastián Bach. Con su magistral interpretación del chelo infundió vida a las suites del legendario compositor. El reconocimiento de su alta calidad musical le permitió levantar su voz contra la inacción de los países aliados, quienes guardaron silencio ante la dictadura de Franco, durante la Segunda Guerra Mundial, contigua a la Guerra Civil de su país. Se inhibe de tocar un tiempo, pero en 1950 regresa a los escenarios para honrar a Bach en el bicentenario de su muerte y en 1955 inicia en Puerto Rico la segunda parte de su exilio.

En nuestro país es recibido con beneplácito por el pueblo y el gobierno. Decide unirse al reclamo de los músicos nacionales y se involucra prominentemente en la fundación de un festival de música clásica, que luego se llamó Festival Casals (1957), el Conservatorio de Música (1958) y la Orquesta Sinfónica (1958). Este mismo año fue invitado por las Naciones Unidas a dar un discurso por la paz, acorde con sus deseos más profundos. Agradeció a Puerto Rico constantemente poder difundir, no sólo la música clásica, si no su jornada por la paz mundial.

Reflexión final:

Piensa sobre qué darías gracias si tuvieras que vivir lejos de tu familia. Además, muchos de ustedes tienen familias fuera del país, ¿podrías reflexionar también sobre qué motivos tendrías, aun en esa triste distancia, para dar gracias? No se trata de saltarnos las causas por las cuales las familias puertorriqueñas están desplegadas entre Puerto Rico y EE. UU., sino de que traigas a tu corazón otras lecturas sobre esa situación y puedas sentir la sanidad que trae el dar gracias por la vida, ante todo. Ahí se abrirán muchas puertas como pasó con nuestros ilustres.

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