Celebrando nuestro español a través de nuestros escritores II José Luis González, el cuento. Generación del 45.
Hoy celebramos nuestra lengua española con un ilustre en el que se refleja la diversidad caribeña, que a su vez desembocó en diversidad literaria. José Luis González nació en República Dominicana en 1926, pues su padre, José Luis González Toledo, se había casado con la dominicana Mignon Coiscou Henríquez. A los cuatro años de edad pasó a vivir a San Juan. Aquí en Puerto Rico fue criado con toda la tradición maternal quisqueyana, pues sus padres se divorciaron y Mignon asumió la crianza de su vástago.
Cuando se inició en la escritura de ficciones cortas a los diecisiete años, vivía en Puerto Rico, pero lo hizo de la mano del escritor dominicano, años después presidente de la República Dominicana, Juan Bosch (1909-2001), quien se había exiliado en nuestro país por un tiempo. No solo el estilo de escritura de los cuentos de Bosch le alimentó, sino que este le ayudó a que le publicaran uno en la prestigiosa revista Alma latina.
Su mestizaje dominico-boricua produjo las circunstancias idóneas que le llevaron a ser uno de los mejores cuentistas antillanos. Al respecto, narró a su amigo, el historiador dominicano José del Castillo Pichardo que:
No ignoraba que mi madre provenía de una de las familias más ilustres del procerato dominicano: los Henríquez, de la que habían salido, entre otros egregios ejemplares, un amigo íntimo de José Martí (Federico Henríquez y Carvajal), un presidente de la República (Francisco Henríquez y Carvajal) y uno de los más renombrados críticos literarios de lengua española (Pedro Henríquez Ureña). Ese abolengo fue el que me permitió conocer en mi propio hogar puertorriqueño, cinco años antes (1938), al ya gran cuentista dominicano Juan Bosch, que desde aquel primerísimo momento se constituyó en mi mentor y promotor literario. Fue él quien gestionó la publicación de uno de mis primeros cuentos en la revista Alma Latina, de San Juan. En ella y en Puerto Rico Ilustrado, que entonces dirigía don José A. Alegría, seguí yo publicando los cuentos que a la larga integraron mi primer libro, En la sombra, de 1943.” (Diario Libre, 26/ 09/2009)
Cabe preguntarse, por qué el niño escogió al cuento como su primer vehículo de creación artística. Su madre y abuela, quienes eran maestras, cultivaron la literatura en el niño, pues como vemos era parte del abolengo familiar. Sin embargo, con toda probabilidad hay una estrecha relación entre la brevedad de este género literario y su vida personal, pues durante la niñez se mudó infinidad de veces, nunca vivió mucho tiempo en un solo lugar.
Como sus padres recibieron el embate de la pobreza en Puerto Rico, José Luis vivió en el pasaje Orbeta en Miramar, en la calle Suau hacia la Avenida Fernández Juncos, en el Edificio Ribot de la Avenida Ponce de León, en la calle Barcelona, en la calle Wilson, en la calle Mallorca, luego pasó a Guaynabo donde se mudó tres veces para regresar a San Juan. Estudió en varias escuelas: Perpetuo Socorro, Escuela Luchetti, Escuela Laureano Vega, Escuela Román Baldorioty de Castro (LaEnciclopediapr.org). Como se observa, las experiencias vividas en cada lugar eran efímeras; de inmediato, pasaba a otra casa, a otra escuela y todo cambiaba, como en los libros de cuentos, de un relato pasas a otro en muy corto tiempo.
¿Qué es un cuento?
Antes de celebrar nuestro idioma a través del cuento debemos saber de qué se trata exactamente este género. El sustantivo cuento tiene varios usos. Al oírlo siempre llegan a nuestras mentes las narraciones infantiles, tales como La caperucita roja, Los tres cerditos o Hansel y Gretel. También usamos la palabra para referirnos a las narraciones orales que algunos hacen cambiando la verdad a su conveniencia. Ante esto decimos: “Ese me vino con un cueeentooo”. Y, en tercer lugar, durante los años de estudio constantemente se habla de los géneros literarios y entre estos está el género cuento.
Este último uso normalmente se define como una narración breve. A diferencia de las novelas, el cuento suele tener una sola trama, la cual, en muchas ocasiones, tiene una intensidad que va subiendo hasta el punto máximo llamado climax, nombrado también como nudo o conflicto, desde el cual va descendiendo y ocurre el desenlace. Los más conocidos gozan de dos tipos de finales: el cierre abrupto o uno paulatino en el que se resuelven con calma todos los hilos que constituían el nudo.
Palabras de José Luis González a René Marqués
En la antología titulada Cuentos Puertorriqueños de hoy, compilada y prologada por el dramaturgo, cuentista y ensayista puertorriqueño, René Marqués, nuestro ilustre contesta la siguiente pregunta: ¿Qué concepto tiene usted del cuento como género literario?
Al cuento, como género literario, lo juzgo desde dos puntos de vista: el de la creación personal y el de su significación dentro del contexto más amplio de la evolución de una literatura nacional. Desde el primer punto de vista, creo que es un género tan importante como cualquier otro. No es, ciertamente, una novela en miniatura (prueba de ello es que muchos buenos novelistas jamás han podido ser buenos cuentistas, y viceversa). Desde el segundo, creo que el cuento es un anticipo de la novela. En casi todas las literaturas, los cuentistas preceden a los novelistas. La novela y el teatro son los géneros por excelencia de las sociedades maduras. Pero siempre habrá, naturalmente, escritores especialmente dotados para el cuento. (85)
Sin embargo, es el momento de hacer una pregunta, que funge como advertencia. ¿Sabías que cada época tiene su propia concepción del cuento? Pues sí. Hay muchas maneras de crear estas narraciones cortas, que pueden ser escritas u orales. Hay cuentos de horror, cuentos de hadas, cuentos de ciencia ficción, cuentos fantásticos. Según el estilo artístico, hay cuentos realistas, románticos, populares, surrealistas, la lista es larga. Y en cada época se entienden todos estos tipos y más, según la sociedad, política y la economía porque la literatura es producto de la vivencia, pero llevada a la ficción.
En Puerto Rico existieron varias generaciones que propusieron las formas de cómo se construía un relato breve. Como ya hemos hablado en la primera parte de este blog, las generaciones son promociones o grupos de escritores y escritoras coetáneos que coinciden en los centros literarios y en sus búsquedas particulares. Como detallamos en el blog anterior, una de ellas fue la Generación del 30, hoy les presentamos a la Generación del 45. Como dato muy importante, les compartimos que algunos de nuestros ilustres de Autógrafo.TV, pertenecieron a ambas. Estos son: Julia de Burgos, Concha Meléndez, Jaime Benítez, Nilita Vientós Gastón, y Enrique Laguerre. José Luis González creció con los trentistas y desde esta influencia aportó a su generación del 45.
¿Qué buscaba y proponía la llamada Generación del 45 en Puerto Rico?
La Generación del 45 no necesariamente rompió con la Generación del 30, sino que deslizó los criterios desarrollándolos y ampliándolos a nuevos derroteros. Expresa René Marqués en la antología citada arriba que con esta generación “… nuevos temas se incorporan… el fenómeno nacionalista, la industrialización y sus consecuencias morales, sicológicas y sociales, la participación de puertorriqueños en la guerra de Corea, el Tiempo como problema filosófico y la soledad existencial del ser humano (Marqués 19). Los aportes significativos fueron: la mujer entra como protagonista de los relatos, mayor enfoque sicológico en las narraciones, diálogo con las tendencias literarias europeas, latinoamericanas y estadounidenses, el paisaje urbano, así como el uso del stream of consciousness o monólogo interior, que vemos tanto en el cine actual (19-26).
¿Qué aporta José Luis González a su generación?
Su primer libro de cuentos lo publicó en 1943. Como dijimos sólo tenía 17 años. Se tituló En la sombra. Luego publicó Cinco cuentos de sangre en 1945. Este fue premiado por el Instituto de Literatura Puertorriqueña, contaba con sólo 19 años de edad. Ambos libros proponen un estilo realista muy sugestivo, sin ser rebuscado. El investigador Francisco Manrique Cabrera exalta su uso de la pausa y los silencios (Marqués 79), puesto que provoca que se destilen mayores sentidos a su narración. En estos primeros relatos se manifiesta su vínculo con la generación anterior de cuentistas al presentar los temas del campo y el trabajador campesino.
Su tercer libro, El hombre en la calle, escrito en 1948, representa su aportación más significativa a la nueva cuentística o Generación del 45. Trae al personaje obrero colocado no en el campo, sino que en la ciudad. El tema urbano se posiciona en su literatura desde una perspectiva sicológica en los personajes centrales de los cuentos. Su afán por la equidad social, como rasgo necesario en la reconstrucción de nuestras identidades nacionales, lo tradujo en una serie de relatos cargados de gran ingenio y juegos con el idioma.
Un rasgo muy importante es su capacidad de síntesis. En tiempos en que los microcuentos han tomado tanto auge, es mandatorio recordar que José Luis González también fue pionero de este tipo de narración extremadamente sucinta con su cuento La carta. Demuestra que la realidad de un trabajador en la ciudad no cumple con las promesas de progreso que se hicieron en la época a todo el campesinado pobre, instándoles a que emigraran para así tener mejores condiciones de vida. Con un relato aparentemente simple aniquila toda la falsedad del progreso.
Te compartimos la narración para que observes los valores e innovaciones literarias de este gran escritor.
La carta
San Juan, puerto Rico
8 de marso de 1947
Qerida bieja:
Como yo le desia antes de venirme, aqui las cosas me van vién. Desde que llegé enseguida incontré trabajo. Me pagan 8 pesos la semana y con eso bivo como don Pepe el alministradol de la central allá.
La ropa aqella que quedé de mandale, no la he podido compral pues quiero buscarla en una de las tiendas mejores. Digale a Petra que cuando valla por casa le boy a llevar un regalito al nene de ella.
Boy a ver si me saco un retrato un dia de estos para mandálselo a uste.
El otro dia vi a Felo el ijo de la comai María. El está travajando pero gana menos que yo.
Bueno recueldese de escrivirme y contarme todo lo que pasa por alla.
Su ijo que la qiere y le pide la bendision.
Juan
Después de firmar, dobló cuidadosamente el papel ajado y lleno de borrones y se lo guardó en el bolsillo de la camisa. Caminó hasta la estación de correos más próxima, y al llegar se echó la gorra raída sobre la frente y se acuclilló en el umbral de una de las puertas. Dobló la mano izquierda, fingiéndose manco, y extendió la derecha con la palma hacia arriba.
Cuando reunió los cuatro centavos necesarios, compró el sobre y el sello y despachó la carta.
FIN
Reflexión final
Si bien resaltamos cómo José Luis González logra fusionar sus cuestionamientos sociales a la creación de ficciones de forma depurada e ingeniosa, también queremos llamar la atención sobre cómo rompe con la visión de que las formas de hablar y escribir de un campesino no podían convertirse en arte. La ternura de Juan tratando de que su madre esté tranquila, a pesar de no poder decirle la verdad de que se ha convertido en un desempleado más que pide en las calles, se perfilan aquí como poesía dolorosa de alto calibre.
Queremos exhortarte a que domines todos los usos y registros de nuestro idioma español. Los escritores de nuestro pasado rompieron con visiones excluyentes y conservadoras a través de su literatura y creación. Anímate a escribir utilizando todas las maneras de hablar el idioma español que conoces, sea el de tu pueblo, de tu familia, personas extranjeras, jerga juvenil, familiares en EE. UU., amistades de otros países que conoces en las redes, entre las muchas tendencias que hay. Sé libre. Celebra la diversidad de nuestro idioma como hizo José Luis González. Esto te permitirá dominarlas de una forma que te llenará el alma. Así aportas a nuestra literatura desde tu propia trinchera.