Por: Rosalina Marrero-Rodríguez

El actor comparte sentirse honrado por su participación en Autógrafo.TV.


Cuando se asume la responsabilidad de interpretar a un personaje que la historia reconoce como uno de los pintores más influyentes de América del siglo XIX, inicia un proceso de estudio que va desde el físico hasta aquellas acciones o logros que lo definen.

Para el actor Oscar Guerrero lo más simple de ese proceso fue el físico, pues ya llevaba la barba, solo bastó con alargarla un poco más, y comenzó su transformación hacia el pintor Francisco Oller (Bayamón, 1833-1917), cuya obra se destaca por su particular estilo dentro del arte impresionista.

“Cuando son estos personajes biográficos, que tenemos licencia poética para poder darle un tono de voz, para poder darle ciertos matices o cadencias, trato entonces de buscar la época, buscar su idiosincrasia, dónde se cría, más o menos qué acceso él tenía, y por ahí voy tomando”, expuso el artista sobre su labor creativa. Otra similitud que lo acercó al personaje propuesto fue su relación con el mar.

Oller exhibió su habilidad para el arte pictórico desde temprana edad. Lo estudió en San Juan, Puerto Rico, y más adelante se trasladó a Europa donde pulió su técnica con estudios en la Real Academia de San Fernando en Madrid, España, y en el taller de Couture, L’Académie Suisse y L’Ecole Imperiale et Spécile de Dessin en París, Francia. Una de sus grandes influencias fue el maestro del impresionismo, Gustave Courbet (1819-1877). También conoció a Camilo Pissarro, Cézanne, Renoir y Monet.

“Por la época, él se pasaba mucho tiempo en el mar. De camino a Francia o de Francia para acá y eso era mucho tiempo en el mar. Yo, luego de unas cesantías que han habido en el campo de la actuación, me he lanzado al mar también”, compartió Guerrero en una pausa en sus grabaciones para el pódcast Autógrafo al día. “Tanto en mi práctica de paddle yoga, como haciendo deliveries de embarcaciones, así que sé lo que toma el navegar, cruzar mares, cruzar el Caribe, cruzar el Atlántico… estar por lo menos una semana en el mar sin ver tierra”.

Oller regresó a Puerto Rico en 1865 y fundó una escuela gratuita de dibujo y pintura. Se le atribuye además la fundación de una escuela de arte para mujeres (1884). De su colección, destaca su obra maestra “El velorio”, que se exhibe en el Museo de Historia, Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.

“Él rescataba esa identidad puertorriqueña. Es lo que realmente identifica su arte, es lo que lo lleva del costumbrismo al impresionismo, pero a donde voy es, por ejemplo, en esa gran obra de ‘El velorio’, donde mezcla todos estos estilos de una forma tan magistral y como él mismo lo recalca en términos de que ningún francés tenía la capacidad de poder pintar la luz del sol como un caribeño”, destacó el actor. “Para hacer este personaje, lo más nítido fue rescatar, y no rescatar, porque a mí me encanta mi identidad puertorriqueña, pero darle más profundidad y a la vez más raíz, más veracidad (a través del estudio de la obra de Oller)”.

Representar a Oller, dijo Guerrero, además de un honor, significa ser parte del legado de Puerto Rico

“Soy la voz de Francisco Oller, que eso es una responsabilidad brutal, porque saber que, incluso, otros colegas que en un futuro estudien la figura de Oller me tendrán de referencia para una voz, una apariencia, para una posible interpretación, eso me honra”.

Este artículo es parte del pódcast “Autógrafo Al Día”, del proyecto Autógrafo.TV producido por Astra Studios

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