Julia de Burgos y de cómo la poesía afirma la identidad
Recientes estudios neurológicos resaltan la importancia de la poesía para transformar las emociones, la memoria personal, el lenguaje y para la autorreflexión e introspección. Y es que la lectura de poesía impacta el lado derecho del cerebro, zona especializada en los sentimientos. De ahí su potencial para provocar más placer, que incluso la música. (“Los increíbles efectos de la poesía en tu cerebro” en Gamma Knife). Más aún, los estudios sobre los efectos positivos de escribir poemas en el cerebro han observado que al hacerlo los individuos pueden no sólo auto reflexionar mucho más sobre sí y otras personas, sino que pueden tomar mejores decisiones. Ambas funciones cerebrales comienzan a trabajar en conjunto (Elisa Díaz Castelo y José Luis Díaz Gómez. “La poesía y el cerebro ¿es viable una neuro-poética? Revista Elementos)
Nuestra Julia
Julia Constancia Burgos García, conocida como la poeta Julia de Burgos, fue una joven que nació en Carolina el 17 de febrero de 1914. Los terribles niveles de pobreza no impidieron que su familia, la madre, Paula García, el padre, Francisco Burgos, con sus hermanos, seis de los cuales fallecieron muy niños debido a la falta de recursos, entre quienes se encontraba su hermana, Consuelo Burgos, le apoyaran en el desarrollo de su sensibilidad creadora. Cuando a los catorce años su familia fue desahuciada, de tal forma que se vieron en la obligación de mudarse a un arrabal riopedrense, al mismo tiempo, sus progenitores demandaron insistentemente por ayudas y exiguas becas para que Julita, estudiante sobresaliente, pudiera entrar a estudiar a la escuela de la Universidad de Puerto Rico y, luego, a la misma universidad.
Una vez se convierte en maestra normalista a los diecinueve años, procede a trabajar en cualquier pueblo a donde se le enviara, fuera San Juan, Naranjito o Comerío, puesto que con su salario devolvía a su familia el entrañable apoyo recibido. Pasó a ser su sostén. Pero también se pagó a sí misma la resistencia mostrada tomando esa memoria personal para su yo artístico, engendrando una poderosa vis poética. Fue cocinando en secreto un primer poemario titulado Poemas exactos a mí misma, publicado en 1937.
Es importante saber que en los años de estudio antes de ser maestra, Julia recibió prejuicios de clase por reflejar en su ropa y arreglo personal su gran pobreza. Era callada e introvertida. Había un abismo entre sus compañeros de clase y ella, que la llevó a estar aislada en medio del estudiantado, cada cual ocupado en sus afanes. Ni en la escuela de la universidad, llena de estudiantes provenientes de familias acomodadas, ni en el mismo recinto universitario, alguien imaginó que de aquella joven tan pobre florecería una primera voz lírica del país.
Durante este periodo, camino a ser parte del magisterio puertorriqueño, lejos de confundirse y desdibujar su identidad, se afirmó a sí misma con hondas raíces. Tanto así que se comprometió socialmente con su país. Al ver su autógrafo (https://autografo.tv/julia-de-burgos/) aprenderás que también fue secretaria del Partido Nacionalista de Puerto Rico y portavoz de este en momentos en que su vida se ponía en peligro.
Los estudios neurológicos recientes nos dan luz sobre por qué en los poemarios de nuestra ilustre Julia de Burgos los temas del campo de dónde venía, el género, la etnia, el amor, los trabajadores y la patria son recurrentes. No sólo eso, la auto reflexión constante sobre su paso por esta existencia junto a la toma crucial de decisiones sobre su país la catapultaron como prominente representante de la poesía hispanoamericana (María M. Solá “La poesía de Julia de Burgos: mujer de humana lucha” en Julia de Burgos: Yo misma fui mi ruta, 7-48). De hecho, según veremos adelante, su poesía es modelo de algunos de los presupuestos de la neuro poética
Vamos a observar cómo transmutó en poemas el rechazo que recibió por su color de piel, por ser pobre y mujer. La poesía le permitió no sucumbir; sus emociones se volvieron arte del más excelso.
Afirmación étnica, contra el racismo
Ay, ay, ay de la Grifa Negra
Ay ay ay, que soy grifa y pura negra;
grifería en mi pelo, cafrería en mis labios;
y mi chata nariz mozambiquea.
Negra de intacto tinte, lloro y río
la vibración de ser estatua negra;
de ser trozo de noche,
en que mis blancos dientes relampaguean;
y ser negro bejuco
que a lo negro se enreda
y comba el negro nido
en que el cuervo se acuesta.
Negro trozo de negro en que me esculpo,
ay ay ay, que mi estatua es toda negra.
Dícenme que mi abuelo fue el esclavo
por quien el amo dio treinta monedas.
Ay ay ay, que el esclavo fue mi abuelo
es mi pena, es mi pena.
Si hubiera sido el amo,
sería mi vergüenza;
que en los hombres, igual que en las naciones,
si el ser el siervo es no tener derechos,
el ser el amo es no tener conciencia.
Ay ay ay, los pecados del rey blanco
lávelos en perdón la reina negra.
Ay ay ay, que la raza se me fuga
y hacia la raza blanca zumba y vuela
hundirse en su agua clara;
tal vez si la blanca se ensombrará en la negra.
Ay ay ay, que mi negra raza huye
y con la blanca corre a ser trigueña;
¡a ser la del futuro, fraternidad de América!
Este poema pertenece a su poemario Poema en veinte surcos publicado en 1938. Varias razones provocaron la publicación de este libro. Una de las más conocidas es que surge como producto del debate que se dio en nuestra década del 30 sobre qué y cómo son las personas puertorriqueñas. Autores de diversos géneros contestaron estas preguntas, formuladas originalmente por Antonio S. Pedreira en la Revista Índice en 1929. Esta especie de encuesta nacional provocó ensayos, libros de cuento, novelas, columnas periodísticas y, como vemos, poemarios. Sobre estos últimos el más relevante, junto al de Julia de Burgos, fue Tun tun de pasa y grifería (1937) del poeta Luis Palés Matos. El bardo guayamés cambió el rumbo del debate que se había ido hacia las raíces españolas todavía presentes en nuestra etnia, y propuso a África como nuestro tronco identitario.
Julia de Burgos, contrario a Palés, era oscura de piel, fenotipo producto de la violencia contra mujeres africanas e indígenas durante la conquista y colonización del país, que generó nuestras características raciales. El menosprecio a su tipo étnico se mezclaba con el prejuicio a las mujeres pobres, que no cumplían con el ideal de belleza blanco.
El poema “Ay, ay, ay de la Grifa Negra” le sirvió para llevar su reclamo social de equidad. En este la voz poética parece ser una metáfora del Puerto Rico negro, el cual clama su medular importancia histórica y cómo se mantiene muy vigente en las personas trigueñas. Comparte con Palés Matos la defensa de la identidad afrocaribeña de las personas puertorriqueñas vista en su pelo, labios, nariz, y lo hace con ayes o gritos poderososA,y ay, ay, que soy grifa y pura negra para afirmarse en sus características físicas, oponerse a la esclavización de personas y proponer un futuro de equidad reflejado primeramente en nuestra mezcla étnica: Ay ay ay, que mi negra raza huye y con la blanca, corre a ser trigueña; ¡a ser la del futuro, fraternidad de América!
Afirmación de clase, contra el prejuicio a la mujer pobre
A Julia de Burgos
Ya las gentes murmuran que yo soy tu enemiga
porque dicen que en verso doy al mundo tu yo.
Mienten, Julia de Burgos. Mienten, Julia de Burgos.
La que se alza en mis versos no es tu voz: es mi voz
porque tú eres ropaje y la esencia soy yo; y el más
profundo abismo se tiende entre las dos.
Tú eres fría muñeca de mentira social,
y yo, viril destello de la humana verdad.
Tú, miel de cortesana hipocresías; yo no;
que en todos mis poemas desnudo el corazón.
Tú eres como tu mundo, egoísta;
yo no; que en todo me lo juego a ser lo que soy yo.
Tú, flor de aristocracia; y yo, la flor del pueblo.
Tú en ti lo tienes todo y a todos se
lo debes, mientras que yo, mi nada a nadie se la debo.
Tú, clavada al estático dividendo ancestral,
y yo, un uno en la cifra del divisor
social somos el duelo a muerte que se acerca fatal.
Cuando las multitudes corran alborotadas
Dejando atrás cenizas de injusticias quemadas,
Y cuando con la tea de las siete virtudes,
Tras los siete pecados corran las multitudes,
Contra ti, y contra todo lo injusto e inhumano
Yo iré en medio de ellas con la tea en la mano.
En primer lugar, el poema define la creación poética como la pugna entre la persona que acomoda su ser a las presiones sociales y la persona que asume un carácter genuino ante toda situación. La verdadera fuente para la concepción de versos poderosos es no imitar a nadie, hay que partir de la propia inspiración y recursos.
A la par del sentido anterior, está el discurso social, es decir, qué quiere decir el poema para Puerto Rico. Plantea el apoderamiento de sí que hace una mujer humilde. Esto le permite trazar su existencia con las fuerzas internas, con su propio valor. Esta mujer humilde es una trabajadora que combate las injusticias contra su clase.
La neurociencia, específicamente la naciente neuro poética, usa este poema para demostrar lo siguiente:
… dado que el/la poeta manipula un lenguaje simbólico y figurado, su verso no es expresión inmediata y directa de sus estados internos, sino que ocurre a través de una mediación verbal implícita que se conoce como voz poética. Para expresarse, el poeta inventa o utiliza un personaje en su composición: quien habla en el poema es otro yo: el yo lírico. La poeta puertorriqueña Julia de Burgos expresó esta dicotomía a mediados del siglo XX:
Mienten, Julia de Burgos. Mienten, Julia de Burgos.
La que se alza en mis versos no es tu voz: es mi voz,
porque tú eres ropaje y la esencia soy yo;
y el más profundo abismo se tiende entre las dos.
(Díaz Castelo, Díaz Gómez. Revista Elementos.)
Es decir, con la poesía creamos otra personalidad que permite la reconstrucción de nuestro ser. En ese proceso usamos nuestra memoria emocional y la reflexión, hasta generar un nuevo camino lleno de posibilidades. Así sobrevivió Julia a los prejuicios por ser pobre.
Afirmación de género, contra el machismo
Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese:
un intento de vida;
un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes,
y mis pies planos sobre la tierra promisoria
no resistían caminar hacia atrás,
y seguían adelante, adelante,
burlando las cenizas para alcanzar el beso
de los senderos nuevos.
A cada paso adelantado en mi ruta hacia el frente
rasgaba mis espaldas el aleteo desesperado
de los troncos viejos.
Pero la rama estaba desprendida para siempre,
y a cada nuevo azote la mirada mía
se separaba más y más y más de los lejanos
horizontes aprendidos:
y mi rostro iba tomando la expresión que le venía de adentro,
la expresión definida que asomaba un sentimiento
de liberación íntima;
un sentimiento que surgía
del equilibrio sostenido entre mi vida
y la verdad del beso de los senderos nuevos.
Ya definido mi rumbo en el presente,
me sentí brote de todos los suelos de la tierra,
de los suelos sin historia,
de los suelos sin porvenir,
del suelo siempre suelo sin orillas
de todos los hombres y de todas las épocas.
Y fui toda en mí como fue en mí la vida…
Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese:
un intento de vida;
un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes;
cuando ya los heraldos me anunciaban
en el regio desfile de los troncos viejos,
se me torció el deseo de seguir a los hombres,
y el homenaje se quedó esperándome.
En este poema nuestra Julia proyecta un país compuesto por mujeres líderes capaces de emanciparse de las viejas creencias sobre el género, de tal forma que no serán reconocidas con homenajes, pero serán libres. La voz poética, que podemos afirmar coincide con el trayecto vital de la autora, presenta la liberación femenina como un proceso en el que inicialmente se intentó seguir las pautas del patriarcado. Sin embargo, el presente, esa sociedad cambiante en la cual las mujeres están en el mundo del trabajo, ocupan puestos gerenciales, son voces claves en la política, esa década del 30 con un Puerto Rico que se estaba repensando, no permite el sometimiento al varón. En ese proceso no faltó la insistencia de que cumpliera con el concepto de mujer sumisa, pero los golpes le sirvieron para su despertar de conciencia.
En la actualidad hay mucho trabajo por hacer para seguir fomentando y definiendo nuestra identidad como país, compuesta por más grupos étnicos, más personas migrantes que día a día construyen también a Puerto Rico. Empieza por ti, auto reflexiona, libera tu personalidad artística y reconstrúyete mediante la poesía, como hizo Julia de Burgos.