Ivonne Orsini comparte la pasión deportiva de Rebekah Colberg
La presentadora de televisión practicó voleibol y jabalina, al igual que esta leyenda del deporte puertorriqueño.
Por: Rosalina Marrero-Rodríguez
Fotos y video: Vanessa Serra Díaz
No solo coinciden en la práctica del voleibol, sino que la presentadora de televisión Ivonne Orsini también ejecutó en la jabalina y lo hizo de forma tan casual como cuenta la historia de la leyenda del deporte femenino puertorriqueño, Rebekah Colberg Cabrera (Cabo Rojo, 1918-1985).
Son coincidencias que descubrió cuando comenzó a estudiar a la primera mujer en ganar una medalla de oro en una competencia internacional, específicamente en 1938 en los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en la Ciudad de Panamá, Panamá.
“Me da hasta vergüenza decir esto, pero no conocía toda la historia de ella, y conociéndola más, más se me paraban los pelos, porque más me identificaba. Quizás no específicamente en la manera en que ella empezó todo, porque tenía unas condiciones bien distintas, bien retantes a lo que fueron las mías cuando fui atleta, pero sí en la cantidad de deportes que hacía, y deportes específicos como la jabalina. No mucha gente sabe que yo tiraba la jabalina y ella también la llegó a tirar”, compartió la conductora de un programa de televisión mañanero y exreina de belleza.
Colberg se destacó en casi todos los deportes, a nivel local e internacional: Jugó tenis, voleibol, baloncesto, softbol, hockey, lanzamiento de disco y jabalina, entre otras disciplinas, que más adelante intercambió por una carrera profesional en psiquiatría pediátrica.
Orsini, por su parte, se destacó en el voleibol y durante una de sus prácticas, tomó una jabalina, se detuvo, la lanzó y como resultado, un entrenador atlético de nivel universitario (ella aún era estudiante de
escuela superior) se le acercó a preguntarle sobre si practicaba ese deporte, y desde ese momento, adoptó ese tipo de lanzamiento hasta llegar a romper récord en la liga de su tiempo, según relató.
Colberg, asimismo, se inició en ese deporte, porque al llegar a Panamá para los Juegos Centroamericanos fue anotada para participar en múltiples disciplinas dada su versatilidad -trasciende en informes periodísticos que fue inscrita en un total de nueve-, pero pudo participar en tres, voleibol, tiro del disco y la jabalina. Obtuvo así sendas medallas de oro por tiro del disco y de jabalina, y una de plata por voleibol.
“Nada más hablar de Rebekah Colberg tienes que tener una profunda admiración de su tenacidad, de su manera, su valentía, su romper estereotipos; (para su época), no se entrenaban a las mujeres, es que,
básicamente, no había apertura en el deporte para las mujeres, no tan solo en Puerto Rico, se daba a nivel general por el patriarcado, el machismo, y Puerto Rico no estaba fuera, y en su caso, ella no tenía entrenador. Ella miraba a los varones y los imitaba, y no tan solo eso, hacía distintos
deportes”, destacó Orsini.
“Yo hacía deportes, pero no sabía que una Rebekah Colberg tuvo que abrir camino, por algo tan natural, algo tan normal para el hombre”, anotó. “Para mí tenía una mente brillante, muy adelantada, una mujer que tiene mucha perseverancia, cría boricua, pero pienso que tenía una inteligencia muy especial, incluso, se dedicó después a ser psiquiatra de niños”.
Orsini se interesó por conocer el tono y la proyección de la voz de Colberg, sin embargo, no consiguió audios que le dieran una idea. Es que, a partir de su propia experiencia en el deporte y en las canchas, está convencida de que la caborrojeña debió tener una jerga, una actitud en el hablar que
también la distinguía en el terreno de juego. Ella, por su lado, confiesa que hablaba estrujao’, con calle.
No son muchas las oportunidades que tiene Orsini para presentarse actuando, por lo que este llamado de Autógrafo.TV., la emocionó doblemente.
“La actuación me encanta, pero este tipo de personaje me fascina. Mi vida fue el deporte. El que me conoce de los medios podrá pensar, ‘ella comenzó como reina de belleza y de ahí siguió, pero para quien me conoce de toda una vida fue como que, ‘qué tú haces en una pasarela, qué tú haces peinándote y maquillándote’, porque yo vengo de ser una tomboy toda la vida”, expresó.
El nacimiento de Colberg fue a los siete meses de gestación. Trasciende que pesó unas cuatro libras, no obstante, en su carrera deportiva exhibió un cuerpo corpulento, óptimo para la amplia actividad física que realizaba.
“Ella tenía la habilidad física, para mí extraordinaria y especial, de hacer distintos deportes (unos 12) para los cuales tenía que tener distintas facetas de entrenamiento y lo lograba. Llegó a ser la primera puertorriqueña en ganar una medalla de oro, y entonces en ese momento no tan solo es que lo lograba en esas condiciones, es que, incluso, no la respaldaban”, señaló Orsini al referirse al poco apoyo que tuvo la atleta mientras se abría campo en el deporte, pues era casi inexistente la apertura para las mujeres en el área atlética.
Colberg murió en su natal Cabo Rojo. Tiempo antes su nombre y gestión deportiva fueron exaltados al Salón de la Fama del Atletismo y del Tenis en Puerto Rico. Su nombre, asimismo, quedó perpetuado en el Complejo Deportivo de Cabo Rojo y en el Polideportivo en San Juan.
Este artículo es parte del pódcast “Autógrafo Al Día”, del proyecto Autógrafo.TV, producido por Astra Studios.